sábado, 18 de febrero de 2017

ACTIVIDAD I: Análisis del Monstruo de colores.

LIBRO INFANTIL DE AUTOR: ANÁLISIS Y SELECCIÓN

 EL MONSTRUO DE COLORES.




El Monstruo de Colores no sabe qué le pasa.
Se ha hecho un lío con las emociones y ahora le toca deshacer el embrollo…”.

¡Hola a todos!, bienvenidos a mi elección y análisis de un libro infantil de autor que a mí personalmente me ha llamado la atención y que uso continuamente con mis alumnos y mis hijos desde que lo descubrí el curso pasado. Trabajo en un colegio concertado-católico donde la formación contínua del profesorado es muy importante para seguir implantado la innovación educativa adaptada a nuestro contexto educativo. Todo el tema de las inteligencias múltiples de Gardner, la inteligencia emocional, en particular, me llamó mucho la atención desde que Begoña Ibarrola vino en varias ocasiones a conocernos e impartir varios cursos sobre inteligencia emocional en el aula.  Nos presentó varios libros de autor para trabajar las emociones de diferentes tipos y para diferentes edades y como yo trabajo en Educación Infantil me centré en uno de ellos que fue “El monstruo de colores”.
Libro recomendado para niños de 3-6 años aproximadamente, con el cuál posteriormente se pueden realizar multitud de actividades adaptadas a 3,4 y 5 años respectivamente. Por eso me gustó, era muy sencillo, muy colorido, sus imágenes muy realistas y describía las emociones primarias de forma muy simple y adecuada para los niños de 3-6 años. Refleja un poco el lío que puede tener un niño de esas edades en su cabecita a la hora de aclarar que es lo que está sintiendo y cómo definirlo y expresarlo a los demás.
Cuando se lo cuento a mi hijo Erik de 3 años, veo en su carita atención, interés y rápidamente vienen las preguntas, tan normales a su edad, a la vez que añade nuevos sinónimos a las diferentes emociones-colores. Lo entiende perfectamente y le pone vivencias reales suyas a cada emoción-color. Lo mismo me pasa cuando lo trabajo en el aula con los alumnos de 3,4 y 5 años. Lógicamente los de cinco años ya empiezan a enlazar con algunas emociones secundarias y las actividades que se desarrollan posteriormente con ellos son diferentes que con los alumnos de tres años.


Su autora es Anna Llenas,licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universitat Autònoma de Barcelona y graduada en Diseño Gráfico por la Escuela Llotja. También tiene formación en Psicología Analítica y un postgrado en Arteterapia. Pasó los primeros años trabajando como diseñadora y directora de arte en las agencias Bassat Ogilvy&Mather y Publicis Casadevall&Pedreño. Pero un día, decidió dejar el mundo de la publicidad para emprender un rumbo propio, más artístico y personal. Desde entonces, diseña productos originales, escribe e ilustra libros e imparte cursos de creatividad y emociones. Nacida en el 77 en Barcelona (curioso, mismo año y lugar de nacimiento que yo).



Ficha bibliográfica
Título: El monstruo de colores.
Autor: Anna Llenas.
Ilustrador: Anna Llenas.
Editorial: Flamboyant.
Fecha 1º edición: Noviembre del 2012.
Edad en la que me baso para realizar este análisis: 3,4 y 5 años.

Formato:
Con referencia al formato del libro, me parece que tiene un grosor y tamaño adecuado para estas edades. De tapa dura que le da consistencia para ser manejado por niños pequeños. El grosor de las páginas es fino y adecuado. La letra utilizada tiene un tamaño ni muy grande ni muy pequeño, apropiado para los niños de 5 años que ya pueden haber empezado a leer, para los más pequeños (3-4) tiene un tamaño y tipo de letra sencillo, fácil de observar. La portada es sencilla pero muy atractiva dejando claro quién es el protagonista del libro y destacan sus colores, tema principal del libro (al ser comparados con las emociones).
El número de páginas que lo componen son 20 pero muchas de ellas sin letra y sólo con las imágenes. No está recargado de escritura y sí resalta mucho más desde un principio las ilustraciones originales y llamativas de un gracioso monstruo de varios colores (el modo de ilustrar de Anna Llenas es muy simpático y expresivo. Me encanta el uso de cartones pintados y pegados que parecen tener relieve). Este tipo de ilustraciones invitan al educador o a los padres a realizar posteriormente  una gran variedad de actividades. Es muy importante que para estas edades en infantil todo lo que les presentemos sea atrayente y les invite al juego, a compartir con los demás, a relacionarse (a cada edad de una manera diferente, por supuesto, no es lo mismo a los tres años que no sabemos compartir y sólo vemos el “yo” que a los cinco años donde ya podemos incluso trabajar en equipo).

Lo único que no cambia desde  los tres a los cinco años es que les sigue atrayendo las cosas llamativas, con colores, divertidas, manipulables, etc.





Con referencia a la tipografía utilizada en este libro cabe destacar que las frases utilizadas son sencillas y claras, con una letra también clara y sencilla. A veces no hace falta leer lo escrito porque ya las propias imágenes relatan lo que está ocurriendo, por esto mismo es ideal para tres años como para cuatro y cinco que pueden manejarse mejor en el tema de la lectoescritura. Quizá la versión pop up es más adecuada para los niños de tres años en cuanto al formato (por lo atrayente y lo que se asemeja a la realidad, ya sabemos que los niños a esta edad son totalmente manipulativos, aprenden a través de la experiencia y a través de los sentidos). 




Contenido:
En cuanto al contenido del monstruo de colores podemos hablar del tema principal: reconocer e identificar nuestras propias emociones y ponerles nombre.
A estas edades es difícil identificar lo que estamos sintiendo en cada momento y cuanto más definirlas con un nombre (ira, calma, miedo, etc). A los tres años somos un torbellino de emociones entremezcladas (como le ocurre al monstruo de colores) y necesitamos que un adulto nos vaya guiando y poniendo nombre a eso que sentimos. El educador o padre debe ayudar al niño a reconocer lo que siente en un momento dado y que mejor que a través de imágenes atrayentes y gestos exagerados.
Los niños son seres emocionales por excelencia, ya dentro del útero materno inician su vida emocional . Cuando nacen y a lo largo de toda su infancia, captan todo principalmente a través del canal de sus emociones.
Así, ante estímulos desagradables como el frío, el hambre, la soledad o un trato brusco sentirán miedo; ante una mirada agradable o un abrazo sentirán amor… Todas estas son situaciones que los niños no saben procesar todavía con su mente; pues, por su corta edad sus habilidades de razonamiento se están formando. En cambio, ¡sí saben procesar emocionalmente! Por este motivo, este libro me parece “súper adecuado” para comenzar con ello, debemos hablar su mismo lenguaje, el de las emociones. Esta es la razón principal por lo que lo escogí. Es muy necesario trabajar el tema emocional desde muy pequeños para educar personas con alta autoestima y seguras de sí mismas además de empáticas (tan necesario en nuestra sociedad actual).

Como tema secundario me parece que trata el tema de la ayuda, ayuda a los demás, entre amigos, etc. La niña del cuento (imagino que amiga) en cuanto lo ve así de liado con sus emociones aporta sus conocimientos para poder ayudarle. Le explica claramente qué debe hacer y porqué. Los niños pequeños de estas edades (tanto 3,4 como 5 años) rápidamente se dan cuenta de los temas secundarios (lo que no se ve a primera vista) en los libros infantiles.




“Tendrías que separarlas y colocarlas cada una en su bote. Si quieres, te ayudo a poner orden.”

Estructura:
La estructura es lineal, la más apropiada para los pequeños. En el inicio nos cuenta cómo el monstruo de colores no sabe qué le pasa, está hecho un lío. En el nudo encontramos cómo la niña va ayudando al monstruo a reconocer cada emoción relacionándola directamente con un color. Después de reconocerlas el monstruo las va clasificando en tarros para organizarlas y tenerlas claras.

El final de la historia es muy curioso ya que  nos damos cuenta de que hay una emoción que el monstruo desconocía pero que en cambio, la reconoce perfectamente, es de color Rosa, será el amor?... De esta manera la autora deja abierto el tema para seguir ahondando en él según las necesidades de nuestros pequeños. Con este final surgen muchas preguntas de los niños, incluso te llegan a relacionar el color rosa con el “amor” (esto lo hacen los más mayores de cinco años).

Protagonista:

Está claro que el protagonista de nuestra historia es el sencillo monstruo de colores. Es un personaje simpático y adorable. Como un poco "loquito" y necesitado de ayuda. Gracias que aparece su amiga “la niña” que empatiza con él y le ofrece su ayuda indicándole que debe hacer para no sentirse tan liado. Le guía para que sea capaz de reconocer a través de su experiencia las diferentes emociones en cada momento y las relaciona con un color (de forma que los niños lo entiendan e identifiquen fácilmente). Todo niño necesita de esta ayuda por parte de los adultos (educadores o padres) para reconocer lo que sienten en cada momento.

Realmente no me queda claro si la niña es un personaje secundario, creo que es tan principal y necesaria como el monstruo de colores en esta historia. Al igual que en el proceso de enseñanza de un niño es tan importante el adulto como el propio niño.

Valores y contravalores:
En este libro se transmiten valores como la ayuda, la empatía, la comprensión. Por más que intento encontrar un contravalor, no lo encuentro. Quizá y rebuscando mucho podemos encontrar que la simbología de los tarros de cristal cerrados puede parecer que coarta la libertad de esas emociones pero creo que no ha sido la intención de la autora. Además sería un contravalor muy difícil de percibir por niños de infantil, me ha resultado incluso complicado a mí. Los valores que anteriormente he nombrado son viables en niños de 3,4 y 5 años teniendo en cuenta en el nivel de desarrollo emocional en el que se encuentran (para los niños de tres años es todavía difícil la empatía ya que se encuentran en un estadio de egocentrismo). 

Lenguaje:
El lenguaje utilizado es muy claro y sencillo como el formato. Utiliza la descripción, comparaciones como por ejemplo cuando habla de la tristeza y dice:"es suave como el mar y dulce como los días de lluvia" (introduciendo a los prelectores a la verdadera literatura como se indica en los apuntes del Bloque I de Literatura Infantil). Está apoyado por muchas imágenes atractivas para los pequeños. Dichas imágenes son tan importantes o más que el lenguaje escrito en esta ocasión. Ya que viendo las imágenes puedes entender lo que te está contando el libro.

Conclusión:
Llegando al final de este análisis sólo puede concluir, diciendo, como pensaba al principio que es un libro adecuado tanto para alumnos de tres, cuatro y cinco años. Hay aspectos anteriormente comentados que son más o menos adecuados a una edad que a la otra, pero eso no conforma la mayoría a tener en cuenta para elegir este libro. Es un libro que se puede adaptar a las tres edades y como ya comenté anteriormente ofrece un sinfín de actividades con el monstruo de colores según la edad del niño. Más tarde os indicaré un enlace donde nos ofrecen muchas ideas para realizar con ellos. La verdad es que existe una variedad de actividades que hacer con este libro. Es algo que le caracteriza, es muy completo.
Recuerdo que el tema principal es la identificación y reconocimiento de las emociones en nuestros niños y además ponerlas nombre. Este trabajo debe ser guiado por nosotros los adultos. El mundo de las emociones ha sido olvidado durante mucho tiempo en la educación (llorar no estaba bien visto, había que aguantar el dolor, no mostrar nuestros miedos, etc). Ahora es el momento en el que este tema despierta y con mucha fuerza. El tema de las inteligencias múltiples anteriormente comentadas para formar a una persona en su totalidad, integral, teniendo en cuenta todas sus inteligencias y no sólo las que siempre se han considerado principales o importantes como la lógico-matemática, la verbal- lingüística o la visual- espacial. Ahora nos centramos también en la intrapersonal (inteligencia emocional) e interpersonal (que tiene que ver con nosotros mismos y nuestra relación con los demás, somos seres sociales por naturaleza). Por eso este libro es uno de los pioneros en tratar el tema de las emociones en niños de educación infantil. Hoy en día existen multitud de libros de este tipo y multitud de autores que se atreven con las emociones (Begoña Ibarrola es una de mis preferidas). No podemos educar a una persona en su totalidad sino tenemos en cuenta todas sus inteligencias. No podemos educar personas con una buena autoestima y seguridad en sí mismos sino le damos importancia a la parte emocional de ellas.
Por último y no por ello menos importante indicar que es un libro que pueden disfrutar a través de las imágenes niños con necesidades educativas especiales como niños con TEA (trastorno del espectro autista). Las actividades que ofrece para trabajar posteriormente son muy útiles para los niños autistas que son aprendices visuales y que tienen real dificultad en reconocer las emociones en ellos y en los demás.
No sigo más porque escribiría y escribiría de este tema durante mucho más tiempo…de formación profesional me viene.
Utilizarlo con vuestros peques ¡¡Espero que os guste!!

Mar Pérez.



Referencias Bibliográficas:

Características de los cuentos según la etapa y el desarrollo lector (Centro de Orientación de Lectura. MEC. Años 90).
Apuntes de la asignatura Literatura infantil bloque I.
Curso de inteligencia emocional impartido por Begoña Ibarrola en el Colegio María Reina- Hijas de Jesús en Madrid.

DÍA INTERNACIONAL DEL SÍNDROME DE ASPERGER

18/2/17


Día Internacional del Síndrome de Asperger. 2017.


Aprovechando que hoy se celebra el DÍA INTERNACIONAL DEL SÍNDROME DE ASPERGER vamos a recopilar los datos fundamentales sobre este síndrome y sobre la conmemoración de este 18 de Febrero.






La Organización Mundial de la Salud decretó el 18 de febrero como el Día Internacional del Síndrome de Asperger un año después de que coincidieran, en 2006, los 100 años del nacimiento del pediatra Hans Asperger, quien descubrió el síndrome, y los 25 años de la publicación en la que Lorna Wing acuña el término.
Técnicamente el Síndrome de Asperger es un Trastorno del Espectro Autista (TEA). Se trata de un trastorno que se manifiesta con la incapacidad para comunicarse convencionalmente, dificultades para asumir habilidades sociales de forma natural y también dificultades para comprender la conducta social de los demás. Por ejemplo, en el lenguaje de las personas con S.A., están presentes una serie de alteraciones como el uso excesivamente formal, rebuscado o pedante. Las personas con este síndrome sienten la necesidad de tenerlo todo estructurado en su cabeza para poderlo comprender. Generalmente tienen intereses peculiares, son torpes, no juegan en grupo y no se les dan bien los deportes. Tener síndrome de Asperger, y/o un hijo con síndrome de Asperger, incide en las relaciones personales de la unidad familiar, dificulta la socialización de todos sus miembros, la educación del niño resulta estresante y genera ansiedad, sobre todo si el centro escolar no colabora para cubrir las necesidades educativas especiales de estos niños, que mayoritariamente padecen acoso escolar.
El Asperger no tiene consideración de enfermedad sino de síndrome (conjunto de síntomas) y la diversidad de funcionamiento va a estar ahí por siempre. La media de edad ronda los 5 y 6 años cuando se produce el diagnóstico aunque sus rasgos especiales suelen hacerse patentes a partir de los 3 años de edad. Algunos de estos niños presentan comportamientos “especiales” casi desde su nacimiento (presentan hiperactividad y déficit de atención en alguna época, su comportamiento es excesivamente infantil, aprenden a leer solos, no miran a los ojos al hablar, tienen rabietas que para los demás son incomprensibles y desmesuradas, etc.). 
Según la Lic. Rusdeiba Agelvis García, especialista en Atención Psicoeducativa del Autismo

y Directora del Centro Terapias del Desarrollo, el Síndrome de Asperger es un Trastorno del Desarrollo Neurológico que está enmarcado dentro de los Trastornos del Espectro Autista que implica: la alteración cualitativa del desarrollo social y comunicativo, intereses restringidos y estereotipados producto de la rigidez mental y comportamental. No está asociado al retardo mental (actualmente conocido como Diversidad Funcional Intelectual), ni con trastornos del lenguaje.




Los Trastornos del Espectro Autista y el Síndrome de Asperger tienen en común:


- Dificultades en el área de comunicación y lenguaje: Esto no quiere decir que tengan problemas para hablar, sino para regular socialmente lo que dicen. Les cuesta trabajo adaptar este lenguaje (erudito, independientemente del contexto social donde crezca) y es por eso que le pueden hablar de la misma manera a un compañero de clase, a un profesor o a sus padres.
-- No entienden de dobles sentidos, ironías o refranes. Se incomodan cuando alguien utiliza estas expresiones.
-- Tienen dificultades con la entonación y la carga emocional de los mensajes.
-- Les cuesta adaptar el volumen de la voz al contexto en el que se encuentran (por eso es importante la terapia de integración auditiva).
-- Tienen dificultades para iniciar conversaciones o mantenerlas de forma adecuada. Tienen restricciones de intereses, no trastornos obsesivos.
·

- Dificultades en las relaciones sociales y la reciprocidad: tienen importantes dificultades en esa capacidad de imaginar pensamientos, sentimientos y opiniones de otras personas. Tienen un pensamiento literal y rígido, pegado al significado textual de cada palabra que procesan, hechos concretos, por lo que les resulta muy complicado extraer ideas o conclusiones que no se muestren de manera explícita. Por ende las normas las terminan aprendiendo y empleando pero de manera mecánica, a través del entrenamiento. Para ellos es un mundo impredecible, en el que se sienten vulnerables e inseguros.
-- Es un mito que no les gusta relacionarse: todas las personas tienen la necesidad de pertenecer a un grupo de amigos, pero carecen de las habilidades para involucrarse.
-- Intentan compensar comportándose de forma excesivamente formal.
-- Muchos se esfuerzan por ser sociales y acercarse a las personas, pero terminan haciéndolo con torpeza. No saben interpretar las señales no verbales de lo que es adecuado o lo que se espera de ellos, por lo que pueden terminar comportándose de manera antisocial.

- Inflexibilidad mental y comportamental: No tienen las herramientas para generar alternativas o improvisar. Las rutinas y ambientes predecibles les dan seguridad y tranquilidad. Prefieren juegos mecánicos que imaginativos, son inflexibles en las reglas de juego.
-- Coleccionan elementos o información sobre el tema de interés, del que pueden convertirse en verdaderos expertos.

Las personas con Síndrome de Asperger generalmente tienen afectada el área de la coordinación motriz, fina y gruesa. Esto se manifiesta en rutinas y praxis de precisión como la escritura, subir y bajar cierres, o amarrarse los zapatos. En cuanto a la gruesa observamos una falla de coordinación generalizada, forma inestable de caminar o correr y pocas habilidades deportivas en general. Aquí es vital la Terapia Ocupacional pero en equipo con otros especialistas.







 El conjunto de síntomas más importantes del S. A. son:
     1. Deficiencias sociales: los niños carecen de recursos para interpretar las señales sociales y el lenguaje no verbal por lo que su lenguaje pragmático falla. Esto significa que les cuesta interpretar emociones, no reconocen signos del intercambio de la toma de turno, no saben cuándo pueden hablar y cuándo no, ni sobre qué temas es apropiado hacerlo según el contexto. Los gestos, el rostro y las expresiones corporales de los demás no les dicen nada. Solo interpretan el lenguaje verbal (las palabras). Por tanto, aunque su semántica sea rica (normalmente incluso mucho mejor que la de sus iguales) y su sintaxis correcta fallan estrepitosamente en la pragmática. Eso hace que su comportamiento sea “anormal”.
  2. Son completamente literales. Entienden el lenguaje verbal sin poder interpretar su componente prevaricador. No comprenden bromas, sobreentendidos, lenguaje metafórico, chistes, etc. No comprenden conceptos abstractos y son incapaces de intuir lo que otros piensan o cómo se sienten los demás.
  3. Tienen focos de interés absorbentes. Se interesan por cuestiones que a otras personas les podrían parecer irrelevantes y llegan a convertir esos temas en verdaderas pasiones con intereses exclusivos. Habitualmente se apasionan por el espacio, los dinosaurios, algunos medios de transporte, el cálculo, etc., focalizando todo su interés en el aprendizaje de tantos datos como caigan en sus manos o en actividades de colección sobre esas áreas. Adquieren conocimientos muy concretos hasta llegar a ser verdaderos expertos y, a la vez, ignoran aquellos otros temas que no les interesan en absoluto (esto puede desembocar en fracaso escolar). Consiguiendo que sus intereses particulares formen parte de su aprendizaje pueden llegar a realizar estudios superiores con éxito. 
  4. Establecen rituales muy estrictos: necesitan rutinas. Si sus costumbres, sus horarios o sus actividades varían experimentan ansiedad. Pequeños cambios que aparentemente no tienen importancia a ellos les alteran muchísimo. Necesitan saber en todo momento qué día de la semana es, qué actividades tienen previsto hacer en ese día, etc. Eso hace necesaria la anticipación de los cambios: si por cualquier causa se van a alterar sus rutinas conviene explicárselo con antelación para no provocarles ansiedad.
  5. Presentan una psicomotrocididad dañada: son torpes y patosos. De ahí que por lo general los juegos en grupo y los deportes se les den mal. Eso agrava el problema de socialización porque sus compañeros de juegos les rechazan en sus equipos e, incluso, llegan a prohibirles la participación.



Por lo demás… son niños con sus capacidades cognitivas intactas. No hay ningún rasgo físico que les diferencie de los otros niños y pasan desapercibidos aunque se les suele clasificar como “raritos” o “excéntricos”. Tienen una memoria excepcional por lo que suelen aprender muchísimos datos (especialmente sobre sus temas de interés). Su memoria es sobre todo visual-espacial así que recuerdan pequeños detalles que los demás no recordamos. Necesitan adquirir habilidades sociales y requieren apoyo terapéutico/psicológico, etc. por lo que es importante ponerles en manos de profesionales tan pronto como sean diagnosticados. 


El Síndrome de Asperger fue oficialmente reconocido en el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM) en su cuarta edición, en 1994. Este manual, que se usa a nivel internacional para el diagnóstico de enfermedades y problemas psicológicos, psiquiátricos y mentales, se revisa con cierta regularidad, ya que constantemente se describen nuevos trastornos, y está actualmente en su quinta edición, en la que la categoría de “síndrome de Asperger” ha desaparecido como entidad diferenciada pasando a formar parte de los trastornos del espectro autista en los que el nivel de afectación y las ayudas que se requieran determinarán la gravedad del trastorno (grado 1, grado 2, etc.). En el libro, sin embargo, se emplea como referencia el DSM-IV, es decir, la anterior edición del citado manual diagnóstico, en el que sí aparecen como trastornos diferentes el Asperger, el autismo de Kanner, el síndrome de Rett, el desintegrativo infantil y el trastorno general del desarrollo no especificado y que, por ello, se aproxima más a la clasificación internacional de la Organización Mundial de la Salud, conocida como CIE, que en su décima edición agrupa bajo un epígrafe genérico de Trastornos Generales del desarrollo los siguientes:

- F84.0 Autismo infantil.
- F84.1 Autismo atípico.
- F84.2 Síndrome de Rett.
- F84.3 Otro trastorno desintegrativo de la infancia.
- F84.4 Trastorno hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados.
- F84.5 Síndrome de Asperger.
- F84.8 Otros trastornos generalizados del desarrollo.
- F84.9 Trastorno generalizado del desarrollo sin especificación.

El síndrome de Asperger afecta tanto a niños como a adolescentes y a adultos. A cada edad las necesidades que se presentan son diferentes y, por tanto, los problemas a los que se enfrenta la persona con Asperger son también diferentes pero, sin duda, el problema que durante toda su vida aparece con mayor intensidad es el de las dificultades de socialización. También el entorno inmediato sufre cambios tras haber recibido el diagnóstico porque Asperger es un trastorno que afecta a toda la unidad familiar y no solo a la persona diagnosticada.

Probablemente en este momento se puede afirmar que el Síndrome de Asperger es bastante más frecuente de lo que se creía en un principio, y podría dejar de considerarse un trastorno raro, pero las personas que no conocen a alguien con el diagnóstico ignoran qué es y, de hecho, aún hay profesionales médicos que desconocen la existencia de este síndrome o cómo se manifiesta.
Distingue el síndrome de Asperger de otros desórdenes autísticos la riqueza de vocabulario, la capacidad intelectual y, más raramente, la coexistencia del desorden con cierta torpeza de movimientos. Pero las personas con Síndrome de Asperger y aquellos con otros trastornos del espectro autista comparten el mismo rango de problemas: dificultad en la comunicación de sentimientos, el fracaso en entender las manifestaciones no verbales de los otros, dificultad que los Asperger parecen tener en la comprensión de cómo los demás, piensan o sienten, etc. Una educación temprana y oportunidad de tratamiento (o la ausencia de ambas) para el entrenamiento y desarrollo de las habilidades individuales puede afectar considerablemente el cuadro en la vida adulta.

Así pues el síndrome de Asperger es un trastorno que se manifiesta con la incapacidad para comunicarse convencionalmente, dificultades para asumir habilidades sociales de forma natural y también dificultades para comprender la conducta social de los demás. Insistimos en que no tiene consideración de enfermedad sino de síndrome (conjunto de síntomas) y la diversidad de funcionamiento va a estar ahí por siempre aunque la media de edad ronde los 5 y 6 años cuando se produce el diagnóstico. Como ya contábamos en el apartado de antecedentes esta condición fue identificada por primera vez por Hans Asperger, un pediatra vienés, que encontró un patrón de comportamientos y habilidades cuyo conjunto de síntomas más importantes serían:
1. Deficiencias sociales: carecen de recursos para interpretar las señales sociales y el lenguaje no verbal por lo que su lenguaje pragmático falla. Esto significa que les cuesta interpretar emociones, no reconocen signos del intercambio de la toma de turno, no saben cuándo pueden hablar y cuándo no, ni sobre qué temas es apropiado hacerlo según el contexto. Los gestos, el rostro y las expresiones corporales de los demás no les dicen nada. Solo interpretan el lenguaje verbal (las palabras) y, por tanto, aunque su semántica sea rica (incluso mucho mejor que la de sus iguales), y su sintaxis correcta, fallan estrepitosamente en la pragmática.
2. Literalidad. Son literales: entienden el lenguaje verbal sin poder interpretar su componente prevaricador. La mayoría no comprenden bromas, sobreentendidos, lenguaje metafórico, chistes, etc. Tienen dificultades para comprender conceptos abstractos y son incapaces de intuir lo que otros piensan o cómo se sienten los demás.
3. Intereses restrictivos. Tienen focos de interés absorbentes: se interesan por cuestiones que a otras personas les podrían parecer irrelevantes y llegan a convertir esos temas en verdaderas pasiones, en intereses exclusivos. Habitualmente se apasionan por el espacio, los dinosaurios, algunos medios de transporte, el cálculo, etc., durante la infancia, aunque los temas de interés pueden ser muy variados. Focalizan toda su atención en el aprendizaje de tantos datos como caigan en sus manos, o en actividades de colección sobre esas áreas, por lo que adquieren conocimientos muy concretos hasta llegar a ser verdaderos expertos y, a la vez, ignoran aquellos otros temas que no les interesan en absoluto (esto puede desembocar en fracaso escolar). Consiguiendo que sus intereses particulares formen parte de su aprendizaje pueden llegar a realizar estudios superiores con éxito. Es habitual encontrar personas con SA que adquieren conocimientos verdaderamente profesionales sobre un tema concreto porque sus nociones sobre su campo de interés aumentan constantemente. El tema que les apasiona puede cambiar a lo largo del tiempo aunque a veces el Asperger adulto sigue interesándose por áreas de conocimiento por las que ya mostraba interés en la niñez. En contraste con el autismo más típico, donde los intereses se centran con mayor probabilidad en objetos o partes de objetos, en el síndrome de Asperger los intereses se centran más a menudo en áreas intelectuales específicas.
4. Establecen rituales muy estrictos: necesitan rutinas. Si sus costumbres, sus horarios o sus actividades varían, experimentan ansiedad. Pequeños cambios que aparentemente no tienen importancia a ellos les alteran muchísimo. Necesitan saber en todo momento qué día de la semana es, qué actividades tienen previsto hacer en ese día, etc. Eso hace necesaria la anticipación de los cambios y si, por cualquier causa, se van a alterar sus rutinas, conviene explicárselo con antelación.
5. Algunos presentan una psicomotrocididad dañada: son torpes y patosos. De ahí que por lo general los juegos en grupo y los deportes se les den mal. Eso agrava el problema de socialización en los niños porque sus compañeros de juegos les rechazan en sus equipos e, incluso, llegan a prohibirles la participación. La torpeza de movimientos parece ser característica sólo en el síndrome de Asperger de entre todos los trastornos del espectro, aunque no hay un consenso de los expertos sobre este rasgo, y además la variabilidad de las alteraciones entre los afectados en muy alta.
Por lo demás son personas en las que no hay ningún rasgo físico que les diferencie y, por lo general, pasan desapercibidos.
El Síndrome de Asperger (SA) es el término utilizado para describir la parte más moderada y con mayor grado de funcionamiento de lo que se conoce normalmente como el espectro autista. Al igual que las demás condiciones registradas en dicho espectro se cree que el SA representa un trastorno del desarrollo con base neurológica, de causa desconocida en la mayoría de los casos, en el cual existen desviaciones o anormalidades en tres amplios aspectos del desarrollo: conexiones y habilidades sociales, el uso del lenguaje con fines comunicativos y ciertas características de comportamiento y de estilo relacionadas con rasgos repetitivos o perseverantes, así como una limitada pero intensa gama de intereses.

La presencia de estos tres tipos de disfunciones, cuyo grado puede ir de relativamente moderado a severo, es la que define clínicamente todos los trastornos generalizados del desarrollo, desde el SA hasta el autismo clásico.
No tiene cura conocida, no hay causa conocida y no se sabe por qué se produce. Solo podemos ayudar a estos niños a que tengan una vida lo más normal posible aprendiendo de forma mecánica aquellos conocimientos que otros niños adquieren de forma natural y apoyándoles cuando se enfrentan a alguna dificultad. Por todo eso es importante que los padres, los tutores, los profesores y, en general, todas las personas que forman parte de su entorno educativo, estén informados de sus carencias y necesidades y sepan cómo ayudarles en cada situación.
Las personas con autismo de alto nivel de funcionamiento merecen ser incluidas.
Todos somos diferentes. Si nos informáramos todos, estaríamos hablando no de inclusión, sino de convivencia.

mundoasperger.com

viernes, 17 de febrero de 2017

Saludo

Hola a todos!!! intento hacer pruebas para ver si lo voy haciendo bien porque es mi primera vez.