ACTIVIDAD II. TEXTOS FOLCLÓRICOS. SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.
Antes de empezar
la adaptación de tres textos folclóricos debemos resaltar la importancia del
folclore en el aula, en nuestras aulas de infantil.
Como todo lo que
trabajamos en el aula tiene su objetivo pedagógico, la narración de cuentos
folclóricos también tiene su fin. Estimula la fantasía y la imaginación del
niño. Desarrolla las habilidades lingüísticas del niño (desarrolla su lenguaje,
su léxico y sus estructuras gramaticales a partir de la escucha de estas
narraciones, leyendas, canciones, retahílas, que le resultan motivadoras y
atractivas).
También la
literatura folclórica está relacionada con el desarrollo psicológico infantil:
ayuda a los niños a conocerse y a explicarse el mundo.
Como leemos en la
teoría del Bloque II de Literatura Infantil
“Debemos reivindicar el valor de los cuentos orales como recurso lúdico y
pedagógico y hacer de la literatura un mundo mágico donde no exista la obligatoriedad,
sino la voluntad por descubrir nuevos mundos”.
Debido a dicha
importancia tenemos que estar preparados (los maestros) para saber adaptar
adecuadamente estas narraciones a la edad de nuestros niños (3,4 y 5). Tenemos
que conocer la manera correcta de hacerlo, deberemos modificar siempre
respetando la gran cantidad de matices y de imágenes que la historia revela.
Debemos de hacerles partícipes de ella remarcando los detalles imprescindibles.
Tenemos que tener en cuenta en qué etapa del desarrollo psicológico se
encuentran los niños de nuestro aula. No importa que no entiendan ciertas
partes, los niños a estas edades no son capaces de globalizar.
Para comentar y
adaptar en el aula, cuando sea necesario, he elegido estos dos cuentos folclóricos
recopilados por los hermanos Grimm mas una retahíla (aunque investigando he
descubierto un mundo maravilloso y del que no podemos olvidarnos en nuestras
aulas).
Cuentos.
El piojito y la pulguita.
Un piojito y una
pulguita hacían vida en común y cocían su cerveza en una cáscara de huevo. He
aquí que el piojito se cayó dentro y murió abrasado. Ante aquella desgracia, la
pulguita se puso a llorar a voz en grito. Al oírla, preguntó la puerta de la habitación:
"¿Por qué lloras, Pulguita?" – "Porque Piojito se ha
quemado."
Entonces se puso la puerta a rechinar. Y dijo Escobita desde el rincón: "¿Por qué rechinas, Puertecita?" – "¿Cómo quieres que no rechine?
+
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora."
Y la escobita se puso a barrer desesperadamente. Llegó en esto un carrito y dijo: "¿Por qué barres, Escobita?" – "¿Cómo quieres que no barra?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina."
Entonces exclamó Carrito: "Pues voy a correr," y echó a correr desesperadamente. Y dijo Estercolillo, por delante del cual pasaba: "¿Por qué corres, Carrito?" – "¿Cómo quieres que no corra?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre."
Y dijo entonces Estercolillo: "Pues yo voy a arder desesperadamente," y se puso a arder en brillante llamarada. Había junto a Estercolillo un arbolillo, que preguntó: "¿Por qué ardes, Estercolillo?" – "¿Cómo quieres que no arda?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre."
Y dijo Arbolillo: "Pues yo me sacudiré," y empezó a sacudirse tan vigorosamente, que las hojas le cayeron. Violo una muchachita que acertaba a pasar con su jarrito de agua, y dijo: "Arbolillo, ¿por qué te sacudes?" – "¿Cómo quieres que no me sacuda?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre,
Estercolillo arde."
Dijo la muchachita: "Pues yo romperé mi jarrito de agua," y rompió su jarrito. Y dijo entonces la fuentecita de la que manaba el agua: "Muchachita, ¿por qué rompes tu jarrito?" – "¿Cómo quieres que no lo rompa?
Piojito se ha abrasado.
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre,
Estercolillo arde,
Arbolillo se sacude."
"¡Ay!" exclamó la fuentecita, "entonces voy a ponerme a manar," y empezó a manar desesperadamente. Y todo se ahogó en su agua: la muchachita, el arbolillo, el estercolillo, el carrito, la escobita, la puertecita, la pulguita y el piojito; todos a la vez.
Entonces se puso la puerta a rechinar. Y dijo Escobita desde el rincón: "¿Por qué rechinas, Puertecita?" – "¿Cómo quieres que no rechine?
+
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora."
Y la escobita se puso a barrer desesperadamente. Llegó en esto un carrito y dijo: "¿Por qué barres, Escobita?" – "¿Cómo quieres que no barra?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina."
Entonces exclamó Carrito: "Pues voy a correr," y echó a correr desesperadamente. Y dijo Estercolillo, por delante del cual pasaba: "¿Por qué corres, Carrito?" – "¿Cómo quieres que no corra?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre."
Y dijo entonces Estercolillo: "Pues yo voy a arder desesperadamente," y se puso a arder en brillante llamarada. Había junto a Estercolillo un arbolillo, que preguntó: "¿Por qué ardes, Estercolillo?" – "¿Cómo quieres que no arda?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre."
Y dijo Arbolillo: "Pues yo me sacudiré," y empezó a sacudirse tan vigorosamente, que las hojas le cayeron. Violo una muchachita que acertaba a pasar con su jarrito de agua, y dijo: "Arbolillo, ¿por qué te sacudes?" – "¿Cómo quieres que no me sacuda?
Piojito se ha abrasado,
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre,
Estercolillo arde."
Dijo la muchachita: "Pues yo romperé mi jarrito de agua," y rompió su jarrito. Y dijo entonces la fuentecita de la que manaba el agua: "Muchachita, ¿por qué rompes tu jarrito?" – "¿Cómo quieres que no lo rompa?
Piojito se ha abrasado.
Pulguita llora,
Puertecita rechina,
Escobita barre,
Carrito corre,
Estercolillo arde,
Arbolillo se sacude."
"¡Ay!" exclamó la fuentecita, "entonces voy a ponerme a manar," y empezó a manar desesperadamente. Y todo se ahogó en su agua: la muchachita, el arbolillo, el estercolillo, el carrito, la escobita, la puertecita, la pulguita y el piojito; todos a la vez.
¡¡Que cuento más
curioso!! Tiene esa parte disparatada de los cuentos. A su vez es memorístico, acumulativo y encadenado porque va enlazando diferentes acciones y personajes en un orden de atrás hacia
delante. Lo trabajaría en el aula con los niños, en la alfombra, que estemos
todos cómodos y situados en semicírculo.
Cambiaría el
lenguaje adecuándolo al castellano actual. Pero intentaría no perder ciertas
palabras clave y la estructura para que el niño se divirtiera escuchándolo y
seguro que posteriormente intentado repetir ciertas partes.
Lo contaría una
primera vez y según viera sus inquietudes y sus caritas lo volvería a contar
realizando alguna breve pregunta entre medias como por ejemplo: ¿Cómo puede
ayudar la muchachita? ¿Qué harías tú? ¿Cuál sería tu final
favorito?...dependiendo de la participación de los alumnos y de las
contestaciones que ellos den o de las preguntas que se les vayan ocurriendo
podemos realizar alguna actividad relacionada con el cuento.
Como habréis
observado usa continuamente diminutivos (habitual en niños de 4 años). Es un
cuento diferente, no encuadra con la estructura de los cuentos maravillosos psicoanalizados por Bruno Bettelheim, claramente porque es un cuento de fórmula.
Sin duda,
cambiaría el final, porque eso de que se ahoguen todos es un poco traumático. Además que se ahoguen “todos a la vez”. Yo creo que lo
cambiaría por que la fuentecilla empezara a manar y apagara todos los fuegos,
ayudando así el agua a los demás personajes del cuento (revivir). Sé que los niños de estas edades no van a sufrir como lo hacemos los adultos cuando leemos un final como éste, al contrario, disfrutan de las barbaridades o disparates que aparecen en él. Pero sigo pensando que cambiaría el final con el tema del agua que apaga el fuego, que sana, que calma, que revive.
Os habréis dado
cuenta de que los personajes de esta historia son tanto animales como objetos
sin vida (no hay problema porque los niños a estas edades dan vida a toda clase
de seres inertes).
La serpiente blanca.
Hace ya de esto
mucho tiempo, he aquí que vivía un rey, famoso en todo el país por su
sabiduría. Nada le era oculto; habríase dicho que por el aire le llegaban
noticias de las cosas más recónditas y secretas. Tenía, empero, una singular
costumbre. Cada mediodía, una vez retirada la mesa y cuando nadie hallaba
presente, un criado de confianza le servía un plato más. Estaba tapado, y nadie
sabía lo que contenía, ni el mismo servidor, pues el Rey no lo descubría ni
comía de él hasta encontrarse completamente solo. Las cosas siguieron así
durante mucho tiempo, cuando un día picóle al criado una curiosidad
irresistible y se llevó la fuente a su habitación. Cerrado que hubo la puerta
con todo cuidado, levantó la tapadera y vio que en la bandeja había una serpiente
blanca. No pudo reprimir el antojo de probarla; cortó un pedacito y se lo llevó
a la boca. Apenas lo hubo tocado con la lengua, oyó un extraño susurro de
melódicas voces que venía de la ventana; al acercarse y prestar oído, observó
que eran gorriones que hablaban entre sí, contándose mil cosas que vieran en
campos y bosques. A comer aquel pedacito de serpiente había recibido el don de
entender el lenguaje de los animales.
Sucedió que aquel mismo día se extravió la sortija más hermosa de la Reina, y la sospecha recayó sobre el fiel servidor que tenía acceso a todas las habitaciones. El Rey le mandó comparecer a su presencia, y, en los términos más duros, le amenazó con que, si para el día siguiente no lograba descubrir al ladrón, se le tendría por tal y sería ajusticiado. De nada sirvió al leal criado protestar de su inocencia; el Rey lo hizo salir sin retirar su amenaza. Lleno de temor y congoja, bajó al patio, siempre cavilando la manera de salir del apuro, cuando observó tres patos que solazaban tranquilamente en el arroyo, alisándose las plumas con el pico y sosteniendo una animada conversación. El criado se detuvo a escucharlos. Se relataban dónde habían pasado la mañana y lo que habían encontrado para comer. Uno de ellos dijo malhumorado: "Siento un peso en el estómago; con las prisas me he tragado una sortija que estaba al pie de la ventana de la Reina." Sin pensarlo más, el criado lo agarró por el cuello, lo llevó a la cocina y dijo al cocinero: "Mata éste, que ya está bastante cebado." - "Dices verdad," asintió el cocinero sopesándolo con la mano, "se ha dado buena maña en engordar y está pidiendo ya que lo pongan en el asador." Cortóle el cuello y, al vaciarlo, apareció en su estómago el anillo de la Reina. Fácil le fue al criado probar al Rey su inocencia, y, queriendo éste reparar su injusticia, ofreció a su servidor la gracia que él eligiera, prometiendo darle el cargo que más apeteciera en su Corte.
El criado declinó este honor y se limitó a pedir un caballo y dinero para el viaje, pues deseaba ver el mundo y pasarse un tiempo recorriéndole. Otorgada su petición, púsose en camino. y un buen día llegó junto a un estanque, donde observó tres peces que habían quedado aprisionados entre las cañas y pugnaban, jadeantes, por volver al agua. Digan lo que digan de que los peces son mudos, lo cierto es que el hombre entendió muy bien las quejas de aquellos animales, que se lamentaban de verse condenados a una muerte tan miserable. Siendo, como era, de corazón compasivo, se apeó y devolvió los tres peces al agua. Coleteando de alegría y asomando las cabezas, le dijeron: "Nos acordaremos de que nos salvaste la vida, y ocasión tendremos de pagártelo." Siguió el mozo cabalgando, y al cabo de un rato parecióle como si percibiera una voz procedente de la arena, a sus pies. Aguzando el oído, diose cuenta de que era un rey de las hormigas que se quejaba: "¡Si al menos esos hombres, con sus torpes animales, nos dejaran tranquilas! Este caballo estúpido, con sus pesados cascos, está aplastando sin compasión a mis gentes." El jinete torció hacia un camino que seguía al lado, y el rey de las hormigas le gritó: "¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!" La ruta lo condujo a un bosque, y allí vio una pareja de cuervos que, al borde de su nido, arrojaban de él a sus hijos: "¡Fuera de aquí, truhanes!" les gritaban, "no podemos seguir hartándoos; ya tenéis edad para buscaros pitanza." Los pobres pequeñuelos estaban en el suelo, agitando sus débiles alitas y lloriqueando: "¡Infelices de nosotros, desvalidos, que hemos de buscarnos la comida y todavía no sabemos volar! ¿Qué vamos a hacer, sino morirnos de hambre?" Apeóse el mozo, mató al caballo de un sablazo y dejó su cuerpo para pasto de los pequeños cuervos, los cuales lanzáronse a saltos sobre la presa y, una vez hartos, dijeron a su bienhechor: "¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!"
El criado hubo de proseguir su ruta a pie, y, al cabo de muchas horas, llegó a una gran ciudad. Las calles rebullían de gente, y se observaba una gran excitación; en esto apareció un pregonero montado a caballo, haciendo saber que la hija del rey buscaba esposo. Quien se atreviese a pretenderla debía, empero, realizar una difícil hazaña: si la cumplía recibiría la mano de la princesa; pero si fracasaba, perdería la vida. Eran muchos los que lo habían intentado ya; mas perecieron en la empresa. El joven vio a la princesa y quedó de tal modo deslumbrado por su hermosura, que, desafiando todo peligro, presentóse ante el Rey a pedir la mano de suhija.
Lo condujeron mar adentro, y en su presencia arrojaron al fondo un anillo. El Rey le mandó que recuperase la joya, y añadió: "Si vuelves sin ella, serás precipitado al mar hasta que mueras ahogado." Todos los presentes se compadecían del apuesto mozo, a quien dejaron solo en la playa. El joven se quedó allí, pensando en la manera de salir de su apuro. De pronto vio tres peces que se le acercaban juntos, y que no eran sino aquellos que él había salvado. El que venía en medio llevaba en la boca una concha, que depositó en la playa, a los pies del joven. Éste la recogió para abrirla, y en su interior apareció el anillo de oro. Saltando de contento, corrió a llevarlo al rey, con la esperanza de que se le concediese la prometida recompensa. Pero la soberbia princesa, al saber que su pretendiente era de linaje inferior, lo rechazó, exigiéndole la realización de un nuevo trabajo. Salió al jardín, y esparció entre la hierba diez sacos llenos de mijo: "Mañana, antes de que salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un grano." Sentóse el doncel en el jardín y se puso a cavilar sobre el modo de cumplir aquel mandato. Pero no se le ocurría nada, y se puso muy triste al pensar que a la mañana siguiente sería conducido al patíbulo. Pero cuando los primeros rayos del sol iluminaron el jardín. ¡Qué era aquello que veía! ¡Los diez estaban completamente llenos y bien alineados, sin que faltase un grano de mijo! Por la noche había acudido el rey de las hormigas con sus miles y miles de súbditos, y los agradecidos animalitos habían recogido el mijo con gran diligencia, y lo habían depositado en los sacos. Bajó la princesa en persona al jardín y pudo ver con asombro que el joven había salido con bien de la prueba. Pero su corazón orgulloso no estaba aplacado aún, y dijo: "Aunque haya realizado los dos trabajos, no será mi esposo hasta que me traiga una manzana del Árbol de la Vida." El pretendiente ignoraba dónde crecía aquel árbol. Púsose en camino, dispuesto a no detenerse mientras lo sostuviesen las piernas, aunque no abrigaba esperanza alguna de encontrar lo que buscaba. Cuando hubo recorrido ya tres reinos, un atardecer llegó a un bosque y se tendió a dormir debajo de un árbol; de súbito, oyó un rumor entre las ramas, al tiempo que una manzana de oro le caía en la mano. Un instante después bajaron volando tres cuervos, que, posándose sobre sus rodillas, le dijeron: "Somos aquellos cuervos pequeños que salvaste de morir de hambre. Cuando, ya crecidos, supimos que andabas en busca de la manzana de oro, cruzamos el mar volando y llegamos hasta el confín del mundo, donde crece el Árbol de la Vida, para traerte la fruta." Loco de contento, reemprendió el mozo el camino de regreso para llevar la manzana de oro a la princesa, la cual no puso ya más dilaciones. Partiéronse la manzana de la vida y se la comieron juntos. Entonces encendióse en el corazón de la doncella un gran amor por su prometido, y vivieron felices hasta una edad muy avanzada.
Sucedió que aquel mismo día se extravió la sortija más hermosa de la Reina, y la sospecha recayó sobre el fiel servidor que tenía acceso a todas las habitaciones. El Rey le mandó comparecer a su presencia, y, en los términos más duros, le amenazó con que, si para el día siguiente no lograba descubrir al ladrón, se le tendría por tal y sería ajusticiado. De nada sirvió al leal criado protestar de su inocencia; el Rey lo hizo salir sin retirar su amenaza. Lleno de temor y congoja, bajó al patio, siempre cavilando la manera de salir del apuro, cuando observó tres patos que solazaban tranquilamente en el arroyo, alisándose las plumas con el pico y sosteniendo una animada conversación. El criado se detuvo a escucharlos. Se relataban dónde habían pasado la mañana y lo que habían encontrado para comer. Uno de ellos dijo malhumorado: "Siento un peso en el estómago; con las prisas me he tragado una sortija que estaba al pie de la ventana de la Reina." Sin pensarlo más, el criado lo agarró por el cuello, lo llevó a la cocina y dijo al cocinero: "Mata éste, que ya está bastante cebado." - "Dices verdad," asintió el cocinero sopesándolo con la mano, "se ha dado buena maña en engordar y está pidiendo ya que lo pongan en el asador." Cortóle el cuello y, al vaciarlo, apareció en su estómago el anillo de la Reina. Fácil le fue al criado probar al Rey su inocencia, y, queriendo éste reparar su injusticia, ofreció a su servidor la gracia que él eligiera, prometiendo darle el cargo que más apeteciera en su Corte.
El criado declinó este honor y se limitó a pedir un caballo y dinero para el viaje, pues deseaba ver el mundo y pasarse un tiempo recorriéndole. Otorgada su petición, púsose en camino. y un buen día llegó junto a un estanque, donde observó tres peces que habían quedado aprisionados entre las cañas y pugnaban, jadeantes, por volver al agua. Digan lo que digan de que los peces son mudos, lo cierto es que el hombre entendió muy bien las quejas de aquellos animales, que se lamentaban de verse condenados a una muerte tan miserable. Siendo, como era, de corazón compasivo, se apeó y devolvió los tres peces al agua. Coleteando de alegría y asomando las cabezas, le dijeron: "Nos acordaremos de que nos salvaste la vida, y ocasión tendremos de pagártelo." Siguió el mozo cabalgando, y al cabo de un rato parecióle como si percibiera una voz procedente de la arena, a sus pies. Aguzando el oído, diose cuenta de que era un rey de las hormigas que se quejaba: "¡Si al menos esos hombres, con sus torpes animales, nos dejaran tranquilas! Este caballo estúpido, con sus pesados cascos, está aplastando sin compasión a mis gentes." El jinete torció hacia un camino que seguía al lado, y el rey de las hormigas le gritó: "¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!" La ruta lo condujo a un bosque, y allí vio una pareja de cuervos que, al borde de su nido, arrojaban de él a sus hijos: "¡Fuera de aquí, truhanes!" les gritaban, "no podemos seguir hartándoos; ya tenéis edad para buscaros pitanza." Los pobres pequeñuelos estaban en el suelo, agitando sus débiles alitas y lloriqueando: "¡Infelices de nosotros, desvalidos, que hemos de buscarnos la comida y todavía no sabemos volar! ¿Qué vamos a hacer, sino morirnos de hambre?" Apeóse el mozo, mató al caballo de un sablazo y dejó su cuerpo para pasto de los pequeños cuervos, los cuales lanzáronse a saltos sobre la presa y, una vez hartos, dijeron a su bienhechor: "¡Nos acordaremos y te lo pagaremos!"
El criado hubo de proseguir su ruta a pie, y, al cabo de muchas horas, llegó a una gran ciudad. Las calles rebullían de gente, y se observaba una gran excitación; en esto apareció un pregonero montado a caballo, haciendo saber que la hija del rey buscaba esposo. Quien se atreviese a pretenderla debía, empero, realizar una difícil hazaña: si la cumplía recibiría la mano de la princesa; pero si fracasaba, perdería la vida. Eran muchos los que lo habían intentado ya; mas perecieron en la empresa. El joven vio a la princesa y quedó de tal modo deslumbrado por su hermosura, que, desafiando todo peligro, presentóse ante el Rey a pedir la mano de suhija.
Lo condujeron mar adentro, y en su presencia arrojaron al fondo un anillo. El Rey le mandó que recuperase la joya, y añadió: "Si vuelves sin ella, serás precipitado al mar hasta que mueras ahogado." Todos los presentes se compadecían del apuesto mozo, a quien dejaron solo en la playa. El joven se quedó allí, pensando en la manera de salir de su apuro. De pronto vio tres peces que se le acercaban juntos, y que no eran sino aquellos que él había salvado. El que venía en medio llevaba en la boca una concha, que depositó en la playa, a los pies del joven. Éste la recogió para abrirla, y en su interior apareció el anillo de oro. Saltando de contento, corrió a llevarlo al rey, con la esperanza de que se le concediese la prometida recompensa. Pero la soberbia princesa, al saber que su pretendiente era de linaje inferior, lo rechazó, exigiéndole la realización de un nuevo trabajo. Salió al jardín, y esparció entre la hierba diez sacos llenos de mijo: "Mañana, antes de que salga el sol, debes haberlo recogido todo, sin que falte un grano." Sentóse el doncel en el jardín y se puso a cavilar sobre el modo de cumplir aquel mandato. Pero no se le ocurría nada, y se puso muy triste al pensar que a la mañana siguiente sería conducido al patíbulo. Pero cuando los primeros rayos del sol iluminaron el jardín. ¡Qué era aquello que veía! ¡Los diez estaban completamente llenos y bien alineados, sin que faltase un grano de mijo! Por la noche había acudido el rey de las hormigas con sus miles y miles de súbditos, y los agradecidos animalitos habían recogido el mijo con gran diligencia, y lo habían depositado en los sacos. Bajó la princesa en persona al jardín y pudo ver con asombro que el joven había salido con bien de la prueba. Pero su corazón orgulloso no estaba aplacado aún, y dijo: "Aunque haya realizado los dos trabajos, no será mi esposo hasta que me traiga una manzana del Árbol de la Vida." El pretendiente ignoraba dónde crecía aquel árbol. Púsose en camino, dispuesto a no detenerse mientras lo sostuviesen las piernas, aunque no abrigaba esperanza alguna de encontrar lo que buscaba. Cuando hubo recorrido ya tres reinos, un atardecer llegó a un bosque y se tendió a dormir debajo de un árbol; de súbito, oyó un rumor entre las ramas, al tiempo que una manzana de oro le caía en la mano. Un instante después bajaron volando tres cuervos, que, posándose sobre sus rodillas, le dijeron: "Somos aquellos cuervos pequeños que salvaste de morir de hambre. Cuando, ya crecidos, supimos que andabas en busca de la manzana de oro, cruzamos el mar volando y llegamos hasta el confín del mundo, donde crece el Árbol de la Vida, para traerte la fruta." Loco de contento, reemprendió el mozo el camino de regreso para llevar la manzana de oro a la princesa, la cual no puso ya más dilaciones. Partiéronse la manzana de la vida y se la comieron juntos. Entonces encendióse en el corazón de la doncella un gran amor por su prometido, y vivieron felices hasta una edad muy avanzada.
En cuanto leí este cuento recogido por los
hermanos Grimm vi claramente que lo contaría y adaptaría mínimamente para
alumnos de 4- 5 años.
En esta edad los niños se encuentran en la
etapa preoperacional según Piaget, donde son capaces de simbolizar y donde el
pensamiento mágico basado en asociaciones simples y arbitrarias está muy
presente en la manera de interiorizar la información acerca de cómo funciona el
mundo. Esto es realmente necesario para que puedan disfrutar de un cuento como
este.
Lo contaría, como es habitual, en el aula,
sentados todos cómodamente en la alfombra en semicírculo para que todos me vean
y me oigan bien. Después de relatarlo y entablar diálogo con ellos (a mí me
gusta preguntar normalmente a mitad del relato, qué es lo que harían ellos, si
harían lo mismo que el personaje, que creen que va a pasar a continuación, y si
cambiarían el final por otro y la razón) haría alguna actividad creativa donde
los niños pudieran dibujar y colorear los personajes que recuerdan del cuento o
algo que les haya llamado la atención. Todos esos dibujos se pueden recopilar y
crear una especie de mural en el rincón de lectura para visualizar rápidamente
del cuento que estamos hablando. De esta manera lo que han vivenciado, sentido,
experimentado, manipulado, se les quedará como aprendizaje para posteriores
relatos.
Lo primero que modificaría al contárselo a
los niños sería el lenguaje, está narrado en un castellano antiguo que ellos no
entenderían. Sólo con adaptar ciertas palabras y frases al castellano actual
sería suficiente. Utiliza un lenguaje sencillo y tiene la típica estructura de
un cuento maravilloso. El final es ideal para los niños, es un final feliz y
creíble.
Según autores que han psicoanalizado los
cuentos de hadas o maravillosos (Props, Bruno Bettelheim) se suele repetir
cierta estructura en los mismos. En este caso, aparece un personaje principal como es el joven criado, humilde
y trabajador, un Rey poderoso y sabio, un enigma o incógnita, concesión de
dones o súper poderes, animales que cobran vida, un gran viaje, un bosque,
otros reinos, la amada princesa, un desafío extremo o hazaña heroica donde
consigue la total felicidad o donde acaba muriendo. Ayuda de los animales y
final feliz junto a la princesa.
El protagonista en este cuento puede ser
perfectamente el niño que lo está escuchando con atención, el cual, desea ser
como el criado (una persona normal que puede conseguir lo que desea a partir
de su curiosidad y ayudando a los demás). Por supuesto, que como en todo
cuento, se vale de dones o súper poderes concedidos (simbolizado con un animal,
en este caso, una serpiente y de color blanco que puede simbolizar algo bueno,
positivo, puro). El niño puede imaginar, hacer volar su imaginación, teniendo
el poder de entender el lenguaje de los animales (un sueño para los niños de 4
años). Con esta edad conocen y les encantan los animales de todas las clases y
colores.
Como bien conocimos en el Bloque I de la
asignatura, al analizar un texto literario debemos fijarnos en la forma o
formato y después en el contenido. Si analizamos el contenido de este cuento, “la serpiente
blanca”, tiene personaje protagonista (criado) y personajes secundarios (el
rey, la princesa, los animales).
También se ve claramente la presentación,
el nudo y el desenlace. Aparecen valores como la ayuda a los demás, la
justicia, la curiosidad como algo positivo, como posibilidad de avanzar, de
aprender, de apertura al mundo (el cual el niño está descubriendo en estos años
y con la ayuda de estos cuentos maravillosos que les cuenta su profesora de
infantil, imaginará y conocerá). En la parte inicial del cuento queda claramente reflejado que el valor de la curiosidad ( el criado desobedece a su Rey y come de la bandeja secreta) puede llevarte hacia cosas buenas. No siempre ser curioso tiene un carácter negativo.
En resumen, apenas cambiaría nada de la
narración de este cuento excepto adecuar el lenguaje a la edad de los niños.
Utilizar una entonación adecuada y acompañar siempre con gestos faciales y
corporales para introducirles más en la historia (también me viene a la cabeza
realizar yo la música ambiente, je, je, je, je) para que puedan imaginar lo que
les gustaría ser o como quien les gustaría ser. No había leído este cuento
nunca pero investigando en la recopilación de los hermanos Grimm lo descubrí y
me pareció interesante para contárselo a los alumnos de 4 años. Es sencillo de
entender y puede gustar mucho a nuestros peques.
Salen personajes que adoran y esperan
siempre los niños, como es un rey o una princesa, los animales, aventuras al
realizar un gran viaje, etc. Y si hay final feliz pues mejor.
Poesía folclórica infantil
Teniendo en cuenta la clasificación
temática según el profesor Pedro Cerrillo nos encontramos con:
- Rimas de ingenio (donde se incluyen las retahílas)
- Juegos y rimas de movimiento y acción - Danzas de corro.
Como Ana Pelegrín
define : “La retahíla es la poesía lúdica, de escasos o múltiples elementos; el
decir poético de los niños, de escasa comprensión lógica. La palabra acompaña
al juego, convirtiéndose ella misma en juego, y es tratada como un juguete
rítmico oral, dando paso a libres asociaciones fónicas.” (1999: 219).
He elegido una de
ellas para comentar y trabajarla con los niños de infantil. Como bien se indica
en el Bloque II de la asignatura, “es nuestro deber como maestros rescatar del
cancionero infantil aquellas viejas canciones, todavía vivas, de modo que
continúen su itinerario iluminando aulas escolares y patios de juego”. Por
favor, no dejemos de recordarlas y enseñarlas a nuestros niños para que
jueguen. Se memorizan con mucha facilidad y no se olvidan. Ellos las seguirán
compartiendo a lo largo de sus vidas y perduraran en el tiempo, como ha
ocurrido hasta ahora.
Su nombre es “Pase
misí pase misá”.
Pase
misí, pase misá:
Pase misí , pase misá por la puerta de
Alcalá, los de “alante” corren mucho, los de atrás se quedarán. (Muestra de
Cádiz, cantada por Mercedes Palma Ruiz, de 10 años. Recogida por María Jesús
Ruiz el 3 de mayo de 2006).
Origen: Si hay un juego infantil
típicamente madrileño, es el de "pase misí". Los niños imitaban la
refinada cortesía de los franceses cuando cedían el paso a alguien, sólo que el
"pase, monsieur" ellos lo traducían por "pase misí". No se
conoce el origen de este juego, aunque bien podría datarse en los inicios del
XIX, cuando la invasión napoleónica.
He
elegido esta retahíla tan conocida entre los adultos porque me parece que es
fantástica para trabajarla con los niños de 3-4 años. Debemos aprenderla a la
vez que jugamos con ella. Lo hacemos primero en el aula (dos niños se ponen uno
frente al otro y se cogen de las manos levantándolas un poco hacia arriba. Cada
uno de estos dos elige el nombre de un color y el resto hace una fila para ir
pasando por debajo mientras se canta esta cancioncilla). Cuando llegamos al
final de la retahíla (los de atrás se quedarán), bajan sus brazos capturando a
uno de la fila a quien le preguntan qué color prefiere. Según la respuesta se
sitúa detrás del jugador a quien pertenece dicho color. Cuando ya han sido
capturados todos los participantes, se traza una raya en el suelo, en medio de
los dos equipos, y cada uno de ellos debe tirar hacia atrás intentando que el
equipo contrario traspase la línea. El equipo que logra hacer que pase la línea
el contrario, será el vencedor. De todas formas el juego puede ir variando
según los intereses del niño. Más que por competir (la parte final del juego) a
estas edades es más divertido reírse de cuando nos caemos al suelo.
La canción refleja claramente a través de
su lenguaje, su vocabulario, que debe ir pasando por debajo de la “Puerta de
Alcalá” la fila de niños, que unos irán más deprisa y que otros al final (los
de atrás) se quedarán atrapados debajo de o dentro de la Puerta de Alcalá.
A esta edad como a
otras los niños aprenden de forma rápida y sencilla este tipo de cancioncillas con
rima y musicalidad. Sobre todo cuando lo asocian al movimiento (música y
movimiento). Aprenden experimentando, moviéndose y de forma lúdica. Comparten
juego con el resto de compañeros y también se trabaja la atención ya que los
niños deben estar pendientes de cuando termina la canción para que no les pille
debajo de la Puerta de Alcalá.
Entienden el concepto de delante y detrás (visual-espacial)
y que mejor manera que practicarlo a través de este pequeño y sencillo juego
acompañado de retahíla.
Con esta actividad
trabajamos varias inteligencias múltiples de Gardner a la vez (que desarrollan
a la persona de forma integral). La visual-espacial, anteriormente comentada,
la musical, la corporal cinestésica, la lingüístico-verbal y la interpersonal.
Lo ideal es
utilizar esta retahíla en los juegos de patio y compartirla con el resto de
compañeros de otras aulas o de edades cercanas. Esto siempre triunfa, éxito
asegurado tanto en tres años como en cuatro y cinco. Es un buen juego para un
proyecto de patios en cualquier cole.
Es curioso que
estas retahílas, canciones que se han transmitido oralmente de padres a hijos,
de generación en generación, no se pierdan y gusten siempre a niños y mayores.
Cosas tan sencillas como estas, hoy en día, trabajan de forma global al niño y
favorece la socialización ("el proceso a través del cual el individuo
adquiere el conocimiento, las habilidades y las disposiciones que le permiten
actuar eficazmente como miembro de un grupo de la sociedad" (VEGA, 1986:
301)), tan importante en nuestra era.
Referencias
bibliográficas:
Teoría del bloque
I Y II de la asignatura de Literatura Infantil semipresencial (Irune Labajo).
Las ocho
inteligencias múltiples de Howard Gardner:
http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/index
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComentario a la adaptación del cuento - http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_piojito_y_la_pulguita
ResponderEliminarEl piojito y la pulguita.
Tu explicación ha sido muy clara y tu introducción muy completa. Es muy divertido imaginarte a introducir música paralela al texto para motivar a los niños y facilitar la memorización. Me gusta cómo se pueden dibujar varias opciones de trabajo posterior y paralelo, más allá que la riqueza del cuento en sí mismo, como siendo el debate de los valores inherentes.
Me ha gustado por su originalidad. Es un cuento que a mí me gustaría de contar y sin duda lo cambiaria también. ¿Al final es de eso que se trata no? El acto de contar y escuchar cuentos establece una relación especial entre él cuenta cuentos y los receptores, el oyente. Los cuentos como este que has seleccionado transmiten saber tradicional y emoción, a la vez que entretenimiento. El cuento no sólo es detentor de todo un conocimiento cultural, de la sabiduría popular, como sirve él mismo de vehículo para su transmisión - adquiere su razón de existencia cuando es contado, y varias versiones son creadas, adquiriendo nuevas características – propias del orador del momento.
Parece ser un cuento acumulativo, ya que se agrega un nuevo personaje a cada suceso, a la vez que un cuento encadenado, ya que cada acción o personaje va ligada sucesivamente al personaje. Esa peculiaridad ayuda al niño oyente a potenciar su grado de interés y consecuentemente su capacidad memorística.
Los cuentos han sido creados para contar cosas que no somos capaces de decir de otro modo, cosas que a veces no se pueden explicar o que no se pueden entender, pero que sí se pueden sentir y sí se pueden vivir. La idea es adaptárselos para que el universo infantil lo entienda.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que hay que adecuar el cuento a un vocabulario claro y sencillo – proprio de las edades de educación infantil. Y principalmente, tornar ese vocabulario real para el niño, para que lo reconozca y lo integre en su entorno.
Este cuento, tal como otros de sus características - pueden ser muy interesantes mediante los recursos lingüísticos que pueda disponer él cuenta cuentos – la voz flexible, la entonación, las pausas y los silencios, la dicción y modulación. Así mismo, los recursos paralingüísticos pueden jugar mucho en esta narración - los gestos que acompañan la narración y pueden ser producidos de manera involuntaria o voluntariamente realizados con la finalidad de aproximar al niño a la idea que se quiere expresar - se utilizan para trasmitir ideas y sentimientos.
No estoy totalmente convencida que los textos folclóricos sean lo ideal para transmitir cultura a los alumnos de Educación Infantil. A no ser, claro está que sean adaptados a su lenguaje. Creo que la dificultad está en saber hasta qué punto se puede adaptar, sin desvirtuar la estructura del texto.
Lo has trabajado muy bien, Mar. A mí, me ha gustado.
Un abrazo fuerte,
Claudia
Muchas gracias Claudia!! estoy de acuerdo con la argumentación de tu comentario, lo que no he entendido es porqué dices que no estas totalmente convencida de que los textos folclóricos sean lo ideal para transmitir cultura a los alumnos de educación infantil.Se transmite cultura folclórica de forma oral, no una cultura general, de conocimientos. La cultura folclórica de un lugar, ciudad o país es tan importante para sus ciudadanos como tantas otras cosas.
EliminarBueno guapetona, gracias.
Besos.
mar.
No lo sé Mar, pero de los 10 años de experiencia que llevo, no me resultan cómodos, termino siempre seleccionando otro tipo de textos,ya que de verdad no siento una predilección por este tipo de literatura.No hay un rechazo, pero hasta ahora no me han despertado más interés que otros que me parecen más divertidos, más dentro del tipo de aula que me gusta tener. No dudo que sea por falta de un conocimiento más específico, y que eso provoque en mi esa reacción. Pero es una realidad, y lo reconozco en mi actuación hacia la literatura.No selecciono un cuento de floclore, a no ser que no me guste los otros que hay en la biblioteca. Así mismo, estoy totalmente de acuerdo contigo que es un medio de transmisión cultural, de forma oral, y que tendrá que hacer parte de la educación de un niño. Intentaré redimirse y obligarme a seleccionar otro tipo de cuentos, para que no se queden sin esta memória. ¡Lo prometo, creo...!
EliminarMuy buen comentario, Cláudia.
EliminarLos textos folclóricos son un bien cultural. Ponen al niño en relación con historias que han escuchado niños de siglos pasados y, en el mismo currículo de EI se habla de la importancia de poner a los estudiantes en contacto con este tipo de tradiciones.
Por otra parte, la simbología de estos relatos generados y transmitidos por el pueblo de generación e generación, es muy diferente a la de los textos de autor escritos a partir del conocimiento de la psicología infantil.
En el tema se explican todas estas cuestiones.
Hola Mar, gracias por tu entrada. Muy interesante. El cuento del piojito no lo conocía.
ResponderEliminarYo a diferencia de lo que tú y Claudia proponéis no cambiaría el lenguaje. Yo creo que se entiende bien (a excepción de estercolillo que suena raro y no le veo mucho sentido) y le da ritmo y musicalidad y si lo cambiamos es probable que lo pierda. En todas las estrofas usa la letra R (barre, corre, rechina, arde).
Yo lo encuadraría dentro de los cuentos de fórmula, por el humor, lo absurdo de la historia, la extravagancia y también por la lógica (si la fuente echa agua, todos se ahogan). Diría que es un cuento acumulativo. Es un poco como la canción de la rana que estaba cantando debajo del agua.
Me gusta que les hagas pensar en otro final, pero yo no lo cambiaría. A mí me gusta y no me parece traumático. Yo creo que esa apreciación es de adulto y no de niño. No sé, yo creo que un niño no piensa…¡ay que horror, todos han muerto!. Esa es la parte alocada (extravagante, de humor) del cuento. La muerte de piojito es la causa de que exista el cuento. Lo trata como algo normal, algo que puede ocurrir y que de hecho ocurre.
El cuento de la serpiente blanca lo conocía. Utiliza la típica fórmula de entrada y de despedida. De vocabulario, lo único que quitaría sería cuando utiliza la palabra empero que ya no se utiliza y es de difícil comprensión para ellos. Es un cuento en el que da bastantes datos, describe bastante las situaciones. No sé si se les puede hacer un poco largo…
El final es feliz, pero analizaría el comportamiento de la princesa. Primero rechaza al joven por ser de otro linaje y luego cuando tiene la manzana de oro decide que se casa con él. Creo que nos habla de las personas interesadas frente a la forma desinteresada del joven. Dos formas muy opuestas entre sí. Algo también típico en los personajes de los textos folclóricos.
Estoy de acuerdo contigo en que el hecho de que el joven pueda entender lo que dicen los animales es algo que les encanta a los niños y que les va hacer volar su imaginación y que querrán de mayores tener ese don. No has comentado nada de cómo consigue el don. Desobedece al rey y se come su comida. ¿Qué opinan los niños de eso?
La canción- juego que propones no he podido leerla sin canturrearla. Madre mía, la de veces que habré jugado a eso en el colegio. Completamente de acuerdo en que lo divertido del juego era tirar fuerte y acabar cayéndote al suelo. Nunca me había planteado el origen de este juego. Muy interesante. Y, además, como bien dices, se trabajan conceptos espaciales, culturales, el ritmo, motrices. Es una retahíla fácil, sencilla y divertida para niños de esta edad.
Buen trabajo Mar.
Mercedes
Un excelente comentario, Marcedes.
EliminarMuchas gracias Mercedes, la verdad que me has hecho pensar y ver otra visión de los dos cuentos folclóricos elegidos.Me ha parecido muy buena idea lo que comentas de que el mayordomo desobedece al rey y se come su comida, la verdad puede surgir esa pregunta que tu indicas y es bastante interesante (ver lo que piensan los niños sobre el asunto).Está claro que la princesa es caprichosa y desde el principio no le interesa el humilde mayordomo para casarse.Tiene que resolver varias pruebas para poder casarse con ella. Pero él se esfuerza y se esfuerza por amor y de esa manera le ayudan los animales que él ayudó en el camino. Lo importante al final es que ella se enamora y es feliz con él. Quizá no es la forma más adecuada pero puede ser que una persona no se enamore de primeras de otra pero al conocerla y ver su gran capacidad de sacrificio acabe enamorándose poco a poco.
ResponderEliminarComo comenté el cuento del piojito y la pulguita no es un cuento de hadas ni maravilloso,y como muy bien has dicho se enmarcaría en los cuentos de fórmula( gracias por recordarme esa información) y ya comenté que se jugaba con la memoria, es decir, cuento acumulativo. Y con lo de cambiar el final, la verdad es que dudé (pensé en que los niños no se fijarían en lo traumático de ese final pero como me lo pareció a mi pues al final confundí términos). Creo que lo modificaré.
Gracias por comentarme y ayudarme a reflexionar.
Besos
Mar.
Está perfecto, Mar. Enhrabuena.
ResponderEliminarGracias!!!
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